AL ANDAR
Año 2020
El paisaje ya no está representado como una forma definida sino como un trastorno. Flujo que nace, que emerge pero que también vuelve a sumergirse.
Tengo la extraña impresión de que mi andar se hace más lento. Conozco el camino y sin embargo paso y vuelvo a pasar ante el mismo árbol.
El recuerdo de ese lugar viene a mi mente mientras cae la noche.
Y ahí es cuando la agudeza de mi vista deviene infinita, podría hacer la descripción más minuciosa del mundo entero. Pero en lugar de quedar satisfecho, mi deseo de ver se descompone y termina por pervertirse, se vuelve insoportable porque se enreda en la búsqueda de las claves, el intento de saber que hay debajo.
Siento que aun viéndolo todo no quedaré satisfecho. ¡Mi lucidez me ahoga!
Entonces la noche me concede un sueño, me permite sentir que los objetos pierden su consistencia realista creando una lógica que los liga y comienzan a flotar, puedo verlos nuevamente, saber de qué se trata, pero aun así siento que todo lo que armoniza los elementos visibles responden al enigma.
Lo lejano no deja de acercarse mientras que lo próximo dibuja el horizonte mismo.
Una figura sabe ser otra cosa que lo que figura.
Interpelo mi conciencia e inconsciencia, entro en mi propio sueño.
Ya no estoy ante el lugar si no el lugar soy yo, donde todo existe en una instancia de metamorfosis.
Mi ojo ya no tiene meta de captar lo visible, está perdido en lo visual, perdió el deseo de todo punto de referencia. Los cuerpos no están separados en la imagen, lugar y hombre es la misma materia.
Es ahí cuando comienzo a sentir sed, siento una dispersión de todo mi cuerpo y vivencio la presencia de una turbulencia que me destroza, mejor dicho me convierte en miles de trayectorias, emanaciones, viento, fuego.
Experimento esa idea de certeza y de preguntas que sostienen mi existencia, creyendo que el precio que debo pagar por haberlo visto, es justamente el de siempre sentirme andando.
Memoria técnica de la obra
Está nevando, hace bastante frío, igual salgo a caminar con mis cámaras, una muy tecnológica y la otra más analógica. La idea que tengo es mezclar estos dos formatos tan distintos (Full HD) 1920 x 1080, y una antigua cámara de los 80 de video de 720 x 480. Voy costeando paredes pintadas por grafiteros, cruzo plazas y distintos barrios en la parte alta de la ciudad hasta llegar al bosque pasado el atardecer. Voy de una cámara a la otra, pero la analógica me atrapa de noche por tener una función de nightshot que hace un efecto de visión nocturna.
Realizo la edición de este video que titulo “Al Andar”. El track de sonido lo realizo con una guitarra que construí artesanalmente con una caja madera (las que traen los vinos), instrumento llamado guitar-box.
Selecciono del vídeo doce fotogramas. Preparo las telas y los marcos y pinto al óleo doce obras en el encierro de esta pandemia.